¡Cuántas veces quisiéramos tener una varita mágica para poder cambiar aquello que nos resulta imposible!
¡Cuántas veces nos sentimos tan impotentes para darle la
vuelta a una realidad dolorosa que quisiéramos ser "magos" sacando de
la nada algo para poder solucionarlo!
¡Que fácil y cómodo nos resulta a veces creer en la fantasía
de que fuera posible cambiar la realidad del mundo y de nuestro mundo interior
para poder enfrentar aquello que nos hace sufrir!
Las varitas mágicas no existen, pero los milagros sí. Y los
milagros no son acontecimientos extraños que solo los "escogidos"
pueden experimentar. Los milagros están a nuestro lado en las personas que nos
acompañan, en los que sufren por nuestras preocupaciones y en los que nos
ayudan a caminar cuando flaqueamos.
Tú y yo también podemos hacer milagros y descubrir los
milagros de los otros.
¿Estás vivo? ¿respiras? ¿piensas? ¿eres capaz de contemplar
la luz del día y la belleza de la noche?... ¿no es eso un verdadero milagro?
¿no es un milagro el poder compartir el dolor y la sanación?
Tu varita mágica puede que no saque un conejo de la chistera
pero con seguridad sacará lo mejor de ti mismo y y te dará la energía que
necesitas para caminar por la vida acogiendo lo que trae. La varita puede hacer
el milagro de que las personas importantes de tu vida caminen junto a ti
independientemente del momento y la situación a la que te enfrentes.
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