Aquí estoy, Señor, junto a ti con mi cántaro vacío como la Samaritana.
He venido a pedirte agua, la tuya que es viva.
Tengo sed de ti, Jesús. Dame agua de la tuya
Tengo sed de ti, Jesús. Dame agua de la tuya
y que se convierta dentro de mí en un manantial que salta dando una vida sin término.
Dame de esta agua, Señor, no quiero ir a otros pozos, no quiero aguas estancadas.
Dame de esta agua, Señor, no quiero ir a otros pozos, no quiero aguas estancadas.
Quiero tu agua viva.
Jesús, llena mi pobre cántaro.
Jesús, llena mi pobre cántaro.
Quiero dejar aquí mi barro, mi pobreza, mi pecado, mi nada.
Quiero sentir la necesidad de acudir cada día a tu fuente a beber para continuar la marcha.
Quiero sentir la necesidad de acudir cada día a tu fuente a beber para continuar la marcha.
Dame el agua viva, esa agua que sacia y dura siempre.
Y que la fe, que la vida de la gracia recibida en el bautismo,
Y que la fe, que la vida de la gracia recibida en el bautismo,
corra por mis venas como manantial de vida inagotable.
Así, a través de mi testimonio, otros muchos puedan creer en ti, Jesús, como su Salvador.
Así, a través de mi testimonio, otros muchos puedan creer en ti, Jesús, como su Salvador.
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