María, cuando ya lleva a Jesús en su vientre, anuncia un cambio radical, una inversión de valores. Hablando con Isabel, anticipa lo que dirá su Hijo, cuando proclame bienaventurados a los pobres y a los humildes. Profetiza que no son el poder, el éxito y el dinero, los que prevalecen, sino el servicio, la humildad y el amor.
Rezamos un AVEMARÍA.
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