y renueva esta tierra cada vez más agotada
por los intereses egoístas de los hombres.
Que entendamos Señor,
que Tú pusiste en nuestras manos un jardín,
y en nuestros corazones la responsabilidad de conservarlo.
Que produzca frutos abundantes,
para que todos podamos calmar nuestra hambre y sed.
Que descubramos la obligación del compartir,
para que nadie quede excluido de su reparto.
Que sepamos capaces de crear belleza y
transformar en espectacularidad
la monotonía y la rutina de nuestras vidas.
Que seamos capaces de decir las cosas que sentimos,
de transformar en poesía y verdad las palabras
y en coherencia nuestras acciones.
Que sintamos en la fraternidad, la fuerza de tu amor
y seamos testigos de tu bondad y misericordia,
en medio de este mundo.
Que proclamemos con valentía tu salvación,
cambiemos la desilusión en esperanza,
y en confianza la incertidumbre.
Envía Señor tu Espíritu sobre todos los hombres
y llena nuestros corazones de tu amor.
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