El 27 de octubre de 1986, en Asís, las distintas comunidades religiosas rezaron en lugares diferentes, al mismo tiempo, para afirmar que solo la paz es santa, y que la búsqueda de la paz forma parte del corazón de todas las tradiciones religiosas. Era un mensaje fuerte e inequívoco que deslegitimaba la violencia y la guerra perpetradas en nombre de la religión. Era algo sencillo y nuevo: rezar por la paz, no unos contra otros como había ocurrido durante siglos, quizás milenios, sino unos junto a otros por la paz.
Aquella imagen se ha convertido casi en un icono moderno: los líderes de las distintas religiones mundiales juntos. Aquella imagen tenía una belleza, casi una estética del diálogo. Mostrarse unos junto a los otros era un modo de demostrar a los respectivos fieles que vivir juntos era posibley que los pueblos eran una única gran familia. Juan Pablo II dijo: «Tal vez nunca como ahora en la historia de la humanidad ha sido tan claro a ojos de todo el mundo el vínculo intrínseco entre una actitud auténticamente religiosa y el gran bien de la paz».
Dios de amor,muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.
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