Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento.
Necesitamos el aire para vivir. Cuando el viento nos sopla en la cara nos hace sentir libres. Pero el viento a veces también es incómodo... Nos despeina, nos vuelta la sombrilla en la playa...
Más del 80% de las personas que viven en zonas urbanas están expuestas a niveles de contaminación del aire que exceden los límites que se establecen como perjudiciales.
La contaminación del aire es una de las principales causas de enfermedad y muerte. De hecho, causa tres millones de muertes prematuras en todo el mundo cada año. Cuando el aire sucio llena nuestras ciudades, las poblaciones más vulnerables como los niños, los ancianos y los empobrecidos, son las más afectadas.
ORACIÓN
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