ESCRIBIR SOBRE LA ROCA
Cuenta una historia que dos hombres caminaban por el desierto y discutieron por una tontería... y en la discusión, en una reacción incontrolada, uno dio una bofetada al otro.
Su amigo abofeteado, al llegar la noche, escribió en la arena antes de ir al descanso: Hoy mi amigo me ha pegado.
Al día siguiente, siguieron el camino y... con cierto recelo, el amigo que le había pegado le observaba a distancia y en silencio... por las recriminaciones que su compañero pudiera hacerle debido a su acción. Mientras caminaban cerca de un oasis, sin casi darse cuenta, el amigo abofeteado cayó en un páramo de arenas movedizas: una trampa segura que, de ir solo, le hubiera producido la muerte por ahogamiento.
Pero su amigo, que el día anterior había discutido con él y le había pegado, no dudó un momento y se lanzó, atado a una cuerda, para salvarlo de aquel peligro inminente logrando rescatarle. Al llegar la noche su amigo buscó una piedra en aquel oasis y grabó a punzón en la roca: Hoy mi amigo me ha salvado.
Extrañado por aquella situación, el amigo le preguntó: ¿Por qué ayer, cuando te pegué, escribiste en la arena... y hoy, que te he ayudado, lo grabas en la roca?
Y su buen amigo le dijo: Hay cosas en nuestra vida, a veces inevitables, que pueden hacernos daño, incluso por parte de los amigos... pero ésas deben ser escritas en la arena del olvido, para que, cuando sople la brisa, se borren inmediatamente y se olviden; pero las cosas importantes, los gestos de verdadera amistad, los que no se podrán pagar nunca... ésos... hay que grabarlos, muy fuerte, en el corazón... para que siempre los tengamos presentes en nuestra vida y valoremos el auténtico sentido de la amistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario