Tú me conoces mejor que nadie, mejor que yo mismo y sabes todo lo que pasa en mi vida: lo bueno y lo malo. Mis aciertos y fracasos, mis seguridades y vacilaciones.
Señor quiero callarme yo, hacer silencio para escucharte a ti. Hoy me invitas a perder mis seguridades y con un corazón de niño preguntarte ¿qué debo hacer?
Señor, enséñame a escucharte con libertad, con valentía y dame la gracia de responderte con generosidad.
Palabra de Dios: No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. No os preocupéis del mañana: a cada día le basta su afán. (Mt 6, 27ss)
Maestro ¿qué debo hacer? Dejo que esta pregunta llegue a todos los ámbitos de mi vida y con libertad y valentía me pregunto ¿qué tengo que cambiar? ¿Qué actitudes debo corregir? ¿Qué hago que no deba hacer? O por el contrario cuáles son esas cosas que llevo tanto tiempo pensando que debo hacer y que nunca me decido a realizar.
Lentamente, sin prisa, voy respondiendo a la pregunta que el Señor me hace hoy ¿Qué vas a hacer?
REZAMOS
Amigo Jesús:
Ayúdame a ser humilde y sincero,
a no aparentar lo que no soy ni querer ser más que los otros.
Enséñame a decir siempre la verdad y a no mentir,
aunque a veces cueste bastante y haya que poner mucha voluntad.
Quiero aprender a ayudar y a dar una mano a todo el que lo necesite.
Abre mi corazón para que vida pensando en los demás.
Dame coraje y valentía para ser honesto y no engañar a nadie,
para ganarme las cosas con esfuerzo y dedicación.
Ayúdame a cumplir todas las metas que me propongo
para crecer y ser cada día mejor persona.
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