La caridad es el amor que viene de Dios, es amar como Dios ama, con su intensidad y con sus características. La caridad es un don de Dios que nos permite amar en medida superior a nuestras posibilidades humanas. ¿Cómo nos ama Dios? Perdonándonos siempre, queriéndonos tal y como somos, respetándome y dándome libertad… La caridad es amar como Dios, no con la perfección que Él lo hace, pero sí con el estilo que Él tiene. A eso nos referimos cuando decimos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, a que tenemos la capacidad de amar como Dios.
Por eso, María, nuestra madre, tenía lleno su corazón de esa caridad de Dios. María tiene el corazón lleno del amor de Dios. Como María está llena del amor de Dios, puede amar a los demás. La caridad es entrega desinteresada a los demás. Y eso es precisamente lo que encontramos en la vida de la Virgen: un amor auténtico, traducido en donación de sí a Dios y a los demás.
María, Madre del corazón lleno de Dios,
danos tu misma apertura al Padre,
para dejar que Dios entre en nuestro corazón.
Danos tu confianza para fiarnos de Dios
y dejar nuestra vida en sus manos.
María, Madre de los oídos bien abiertos,
abre los oídos de nuestro corazón
a la Palabra de Dios que nos habla
en las necesidades de los que nos rodean
y en las cualidades que Él nos ha regalado
y nos llama, como a ti, a hacer su voluntad.
María, Madre de la entrega a Dios,
enséñanos a darnos con generosidad al Señor,
que está presente en los más pequeños
a los que debemos amar con nuestra ayuda.
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